“El tesoro que guarda en secreto tu corazón se hará visible en tu obra creativa.”
Alberto Durero.

SEMBLANZA
David Arana nace en la ciudad de México en 1942. Este afortunado nacimiento se da en una época de relativa abundancia en el país ya que en aquellos años México presentaba signos de crecimiento tanto en la industria como en el comercio. En su juventud ingresa a la Academia de San Carlos ( la actual Facultad de Artes y Diseño, UNAM) con la finalidad de convertirse en un artista y dibujante. Desde pequeño siempre manifestó un profundo y particular interés por el dibujo como disciplina artística, esta característica innata en muchos de los artistas y es lo que mantendría interesado en producir a lo largo de toda su vida. Una vez dentro de la escuela decide que el estilo académico y poco flexible a su parecer de los métodos de enseñanza de la academia no serían el mejor camino para manifestar todo su potencial, por lo que decide seguir su carrera como dibujante de manera independiente. Ya en este camino consigue su empleo como ilustrador y asistente de ingeniería en PEMEX. Esto le permite una estabilidad económica y una familia propia.
En 1976 realiza su primer obra en la que es posible identificar un estilo y técnicas propias que tras muchos años de prácticas y proyectos diversos como dibujante le permitieron formarse. Con el apoyo de su familia, aunque de manera esporádica, y a que como buen padre siempre vio primero por cubrir las necesidades de su familia; él continuó sus exploraciones y prácticas para desarrollar su estilo propio y concretar sus intereses. Además incursionó un poco en la escultura y el diseño aplicados y en el uso del color, logrando así realizar algunos vitrales instalados en edificios de culto.
Actualmente reside en la CDMX, está jubilado de sus labores en la compañía de petróleos lo que le permite continuar con su vocación de artista y producir con mayor frecuencia, él sigue explorando nuevas técnicas y cómo incorporarlas a su estilo.


“Un sinónimo de presente bien puede ser el ‘aquí’.“
Anónimo.


ANÁLISIS DE OBRA
Con fuerte influencia de la academia, desarrolló su propia estrategia creativa y gráfica. Sus mayores influencias para el dibujo son los ´grandes maestros’ del Renacimiento (Miguel Ángel, Rafael, Leonardo Da´ Vinci) Barroco (Rembrant, Caravagio) y algunos representantes de la plástica mexicana (O´Higgins, Camarena).
Sus principales intereses están en utilizar la perspectiva ayudándose de medidas a escala para lograr una representación lineal lo más exacta posible. Utiliza solo los elementos básicos del dibujo (línea, punto y plano) y lo caracteriza la limpieza y determinación de su trazo. Logrando la exactitud que exige el dibujo técnico y científico y a su vez una estética similar a las de los grabados de Durero por ejemplo.
Su técnica no deja ninguna duda sobre el dominio del dibujo como disciplina artística ya que parte de la contemplación y el arte de mirar para traducir a líneas un modelo. Éste último no es un personaje concreto (excepto en la obra “camino a Teotlalcingo”) si no que en su mayoría son obras maestras de la arquitectura del Gótico, Neo-gótico, Barroco e inclusive Rococo– ya sean iglesias o edificios costumbristas – esto nos habla y a pesar de no existir personas; que el artista posee una profundo sentido humano de alcanzar la excelencia ya que se inclina por las filosofías sobre el desarrollo y perfeccionamiento del comportamiento humano idea proyectada en las construcciones religiosas de los periodos que el artista retoma para sus obras, esto es, construir tan alto como llegar a Dios.
En su proceso creativo se sirve de la fotografía y de las escalas para lograr una impecable perspectiva. Él no pretende un realismo absoluto en el sentido estético. Si no que nos plantea solamente un escenario surrealista sin plantear una narrativa concreta, solo nos invita a estar y el placer de contemplar los dibujos.


Cuando el artista está vivo en una persona, se dedique a lo que se dedique,
se convierte en un ser inventivo, indagador, osado, expresivo…
Perturba, molesta, ilumina y abre caminos para una mejor comprensión.
Allí donde quienes no son artistas intentan cerrar el libro,
él lo abre y demuestra que aún hay más páginas posibles.”
Rob
ert Henri.


Este escenario es surrealista también en el sentido de que está construido muchas veces por varias perspectivas que no coinciden con las reales, son variaciones de tiempo y estado del modelo, en este caso es el lugar en si, que el propio artista recolecta a través de la fotografía, detalles imperceptibles para el espectador que no se conoce el lugar, pero que además son construcciones del mismo artista. Estos escenarios son representaciones del imaginario del artista no el lugar en sí, son evidencia del tiempo que se ha congelado en el lugar, de aquello que fue varias veces cuando el estuvo presente o de las perspectivas que el coleccionó. Así cada obra resulta ser la imagen de un lugar inexistente más allá del imaginario del artista.
El proceso comienza con una fotografía, la cuadricula y determina las proporciones, luego realizar un boceto a través de la calca de una fotocopia, obteniendo pulcritud y precisión. Las fotografías que emplea suelen ser tomadas con luz de mediodía, esto le ayuda a definir el alto contraste en el dibujo y mucho volumen. Durante el desarrollo de su estrategia optó por ya no incluir una representación gráfica del cielo, en su búsqueda de pulcritud y en cierto modo siguiendo esta filosofía de perfección humana casi divina, sin embargo también tiene una función de soporte a su estética ya que la abundancia del blanco absoluto se convierte en silencio y refuerza esta idea de escena congelada, aquel lugar alojado en su memoria que perdura silenciosa pero contundente y apacible ante los ojos del espectador.